El prolongado corte de agua en Osorno afectó a todos, en mayor o menor medida, y que se vivió en nuestras casas, en nuestras oficinas, trabajos, negocios o empresas. Fueron, en muchos casos, días terribles: sin agua potable, con ventanas de suministro que nunca llegaron y la desconfianza por la calidad y potabilidad del agua entregada. Días terribles que están lejos de terminar para el operario que estaba de turno la noche que se produjo la contaminación con petróleo.
Desde el primer momento la empresa, calificada por algunos como “artesanal”, informó que la emergencia se había producido por un “error humano”, sin detallar en las falencias propias de las instalaciones, cuya responsabilidad es de ellos y no de un solo trabajador. Falencias, que según detalla BioBio, los mismos empleados alertaron en 12 denuncias ante la Inspección del Trabajo, situaciones ante las cuales, la empresa sanitaria prefirió pagar las multas y no realizar los cambios demandados. A eso se suma, que la Superintendencia de Servicios Sanitarios conocía desde el año 2018 un informe que detallaba las irregularidades en la empresa y en sus distintas instalaciones desplegadas por la ciudad.
Hace algunos días se filtró la declaración ante la Policía de Investigaciones, del operario de turno la noche del 11 de julio, en donde explica lo ocurrido y reconoce que «olvido cerrar la llave» y su equivocación en los protocolos. También señaló que supo de la emergencia, cerca de las 13 horas, “momento en el cual me di cuenta de que lo más probable es que yo había sido el responsable de tal situación”. Esta filtración no solo desnudó su testimonio, sino que además su identidad, la que fue revelada por algunos medios, y que le cambió la vida completamente y que lo obligaron a huir de la ciudad.
Ayer, en el diario La Tercera, se conoció la realidad que hoy en día vive este hombre de 52 años y su familia: con tratamiento psicológico y farmacológico, ha pasado noches sin dormir y tuvo que abandonar su vivienda en una conocida población de Osorno. Ahora se refugia en el campo, junto a su señora, sin una fecha determinada de retorno. Con casi 30 años en la empresa, donde mayormente hacía turnos de noche, de doce horas, hasta aquella fatídica noche. Actualmente se encuentra con licencia médica, aunque cree que tras eso, quedará sin trabajo.