«El se paseaba con la Biblia bajo el brazo y nos aconsejaba a ser buenas personas (…) pero ahora descubrimos que él nos tuvo con mentiras todo este tiempo, diciendo que su mujer lo había dejado por otro hombre. Todo el tiempo el cuerpo de ella estuvo ahí en la pesebrera, donde no dejaba entrar» recuerda Williams Aravena trabajador del Club de Campo de Osorno, quien aún no da crédito a los hechos que se conocieron este fin de semana y que culminó con el hallazgo de osamentas que podrían corresponder a la mujer del ex trabajador Carlos Silva, quien confesó a una hija haber asesinado y enterrado a su esposa hace 24 años.
La Policía de Investigaciones mandatada por la Fiscalía Local, llegaron hasta el club deportivo ubicado a dos kilómetros de Osorno por la ruta 215 a Puyehue, explicaron los motivos de su presencia y tras lograr las autorizaciones dieron comienzo a lo que sería el macabro hallazgo que mantuvo en secreto el ex preparador y cuidador de caballos de polo, a sus tres hijos hoy ya mayores de edad.
A solo 50 centímetros de profundidad aparecieron las osamentas, con ropa y un cuchillo, que se presume sería el arma usada para el crimen.
La mujer habría desaparecido cuando tenía 31 años, y sus hijos crecieron con la mentira que ella los había dejado abandonados, pero la verdad se supo y mantiene a ellos hoy muy afectados. Ahora ellos, serán entrevistados en el Servicio Médico Legal de Osorno, para ser sometidos a un examen de ADN para hacer el comparativo con los restos encontrados.
Pablo Hernández, otro colega del hombre, y cercano a los hijos, comentó que «ellos cuando niños vivieron en las pesebreras, el los crío ahí mismo donde tenía enterrada a su mujer. Paso muchas fiestas con ellos ahí en ese espacio, porque era el lugar donde en esos años vivía, y frecuentaba cada vez que habían temporadas deportivas en el Club».
El trabajador reconoce que muchos de sus colegas veían una imagen de una mujer recorrer las caballerizas y que se ocultaba justo en el lugar donde estaba el cuerpo.
«Hoy después de todo esto, no los queda otra que pensar que era el espíritu de ella que daba señales de alerta para que la encontraran. Hubo colegas que no querían trabajar de noche porque se les aparecía. Uno puede decir que esto nunca ocurre y que pueda ser mentira, pero fue real y esperemos que ahora ella pueda descansar. Pero estoy muy sentido con mi colega, a quien admiraba y quería como un padre. El era un buen trabajador y sacrificado que sacó adelante solo a sus hijos, pero que ahora no se que pensar con todo esto, es muy fuerte y chocante» sostuvo.
Los restos encontrados están en el Servicio Médico legal de Osorno para los peritajes de ADN y poder ratificar su identidad y la causa de su deceso. El caso por haber sido cometido el año 1998, será tramitado legalmente el el Juzgado del Crimen de esta ciudad.
