Con cada campanada que anuncia el inicio de un nuevo año, una tradición se repite en todo el mundo: las personas se abrazan con entusiasmo, esperanza y alegría. Pero ¿de dónde proviene este gesto universal y qué significa?
El abrazo en Año Nuevo simboliza renovación, unión y buenos deseos. Es una forma de cerrar ciclos y comenzar otros con energía positiva. En muchas culturas, el cambio de año representa una oportunidad para dejar atrás los errores, agradecer por las experiencias y desear lo mejor para el futuro. El abrazo refuerza estos sentimientos al conectarnos con nuestros seres queridos de manera física y emocional.
Además, estudios han demostrado que abrazar libera oxitocina, conocida como la «hormona del amor», que fortalece los lazos entre las personas y reduce el estrés. Así, este gesto se convierte en una forma de expresar gratitud, amor y esperanza al comenzar un nuevo capítulo.
Desde los primeros minutos del año, el abrazo es un recordatorio de que no estamos solos en este viaje y de que juntos podemos enfrentar lo que está por venir. Por eso, cada 1 de enero, abrazarse se convierte en una tradición que trasciende fronteras, idiomas y culturas.